domingo, 9 de febrero de 2020

Autocrítica

Enciendo la luz y me reflejo en el espejo pero, como cada día, me veo guapo y me siento feo. Miro a la derecha, donde hay una palabra escrita: una especie de grafiti en tinta roja. Suspiro. No me queda ningún secreto por revelar.

Subo la persiana y abro la ventana. Arriba brilla el sol, pero ya no da calor. Y tú te sigues creyendo sus mentiras sin analizar su discurso. El tiempo tampoco se detiene, pero seguimos mirándonos y solo volvemos a hablar para dividirnos de nuevo. Vuelves a llorar y no me alejo. Por favor, abre tu coraza y déjame escucharme.

Aunque igual es tarde, la puerta se está rompiendo. Escucho una voz: que pase el hombre muerto.

Susurra y grita el viento, sale una bala e impacta en el blanco.