Al cabo de los meses he decidido volver
a «nuestro» lugar. Mientras me
visto para la ocasión, recuerdo cuando el camarero me preguntó que si es que
trabajaba también allí, que parecía un trozo de aquél lugar. Qué tiempos
aquellos.
De camino, pienso en si me van a
preguntar que por qué no he ido y en qué podía contestar; en si te voy a ver y
qué te voy a decir y de qué manera debo de actuar. Sin darme cuenta me
encuentro frente a «nuestro» lugar, sólo que esta vez voy solo.
Al entrar veo como todos
me miran sorprendidos, creo que se pensaban que no volvería allí sin ti. De
pronto, justo antes de empezar a hablar con la gente, miré hacia el
fondo de la pequeña antesala y como si alguien hubiera proyectado una película, nos
veo. Veo la última vez que nos vimos. Veo cada ‘fotograma’ de «nuestra»
película. Veo lágrimas, un empujón, un “¿Qué te pasa?” y veo como salí de allí.
Ha sido mala idea volver, pero sigo
entrando y me pido una cerveza. Observo con detenimiento el lugar sin pararme a
oír la música. Creo que no hay un sitio que me vaya a gustar más que
este, aunque ahora lo odie.
Bebo un trago, pienso “bueno,
no puede ser peor” y suena Vetusta Morla. Me quedo solo y, mire por donde mire, solo veo mis recuerdos
convertidos en cortos. Veo abrazos, veo dos manos entrelazadas, veo
flashes, veo risas, veo dos personas bailando, veo… nos veo y veo cada chasquido que diste una vez con esa canción.
Muy bueno.
ResponderEliminarMuchas gracias :)
Eliminar